La parra (2)

No sé si elegir la fotografía de la parra del campo como portada de mi blog fue como una de esas corazonadas que nos sorprenden por su gran carga emocional. Este año es el primero entre todos los de mi vida que no he podido ir al lugar que me ha regalado con esplendidez las mejores puestas de sol y los paseos más bonitos bajo un luminoso cielo azul que en las noches de verano se engalana con sus mejores estrellas; entrañables tertulias familiares a la luz de la luna, al cobijo del cenador de un jardín de adelfas y rosas abiertas y dos grandes palmeras que albergan el canto de los pájaros los días que el calor aprieta; una balsa con peces de colores y una piscina con agua tan limpia que las nubes la utilizan de espejo; almendros y nogales, higueras, ciruelos, manzanos,albaricoqueros,perales, nísperos y unos inmensos llorones que balancean sus hojas pasando -con otras lágrimas- las de la historia de una familia que como todas las familias sabe de alegrías y sufrimientos, y siempre vuelve, aunque sea con el recuerdo al lugar de tantos sueños. Asentando mis pensamientos bajo un enorme tilero, entre sus ramas diviso el cielo y a cuantos quiero: los que están y los que, de un modo u otro se fueron. A la vereda del camino, las aguas de riego siguen su cauce mientras la vida se desborda por otros senderos…

No sé si he escrito una nueva entrada para El blog de Kika o una salida del corazón. No importa. La vida de cada persona tiene cosas que es bueno compartir. Es mi regalo para todos:aprender a disfrutar de lo que tenemos. Tan viejo y tan nuevo como esa parra en la que se arraciman los recuerdos.

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