‘Quien tiene un amigo tiene un tesoro’…
El valor de la amistad es incalculable. Sí, un gran tesoro que, lejos de estar escondido, todos tenemos a nuestro alcance. ¿Todos?… Sin lugar a duda. Es cuestión de ir haciendo amigos. ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? Preguntas que tienen respuesta a nivel personal, en nuestro día a día. Se trata de querer a los demás con alma, corazón y vida. Si hasta nos lo define el Diccionario de la Real Academia Española. “Amistad. Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”. Es vivir de modo extraordinario nuestras cotidianas relaciones sociales. Extraordinario en el sentido de esmerarnos en dar lo mejor de nosotros mismos en todos los momentos de nuestra vida. Ganar esa confianza que genera el trato personal de amistad y confidencia. El común denominador exige coherencia de vida y preocupación sincera por los demás. No, no hay un libro de instrucciones al uso. Libertad y desprendimiento. Respeto y cercanía. Lealtad y alegría. Saber descubrir lo mejor de las personas. Todos necesitamos ser escuchados, comprendidos, queridos. Encontrar la palabra conveniente, el consejo discreto. Mantener conversaciones amables, sonreír, tener detalles. ¿Todo a la vez?… Cada cosa a su tiempo. Todo eso y mucho más que toca a cada uno descubrir. En realidad, es ir tarareando, con nuestro comportamiento habitual, aquella vieja canción ‘Viva la gente’… porque sigue habiéndola donde quiera que vayas. Y nos necesitamos. Cuestión de aprender a querer. Nunca es tarde para encontrar nuestros tesoros, para ir haciendo amigos.