En el recuerdo, una canción

Apenas ayer, murió el Prelado del Opus Dei, Monseñor Javier Echevarría, Pastor y Padre de un buen ganadico… Los anales de la historia guardarán la suya como  preciado tesoro de santidad. Cuantos le hemos conocido, también guardamos muchos recuerdos en nuestro corazón.

Con motivo del centenario del nacimiento de Josemaría Escrivá de Balaguer, Fundador del Opus Dei, se celebró en Roma un Congreso Internacional sobre La  grandeza de la vida ordinaria al que tuve la suerte de asistir y comprobar esa grandeza hasta en los detalles más pequeños.

Recuerdo con emoción a don Javier, El Padre, disfrutando con esta canción que tarareamos todos los asistentes en el Auditorio de Santa Cecilia. Junto a la pena de su inesperada muerte, la esperanza de que nunca nos dejará. Como entona la melodía de Juan de la Encina…

‘Pastor de buen grado yo siempre sería, pues tanta alegría me da este ganado que tengo jurado de nunca dejalle, más siempre guardalle.’

Desde mi blog, este pequeño homenaje lleno de agradecimiento y cariño.

La casa de siempre

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Tras la época estival, tiempo por excelencia de vacaciones, el regreso a la cotidianidad de la vida es algo natural y cuasi deseado por todos porque, al fin y al cabo, es la viga maestra de nuestra existencia. – ‘¡Estamos en la casa de siempre!’… Afirmaba feliz una niña de cinco años al llegar a la suya. Contaban sus padres que de igual manera daba la bienvenida a sus abuelos preguntando alborozada:-‘¿Ya estáis en la casa de siempre?’… Sabiduría infantil revestida de tanta verdad que invita a reflexionar y agradecer tanto como tenemos y se nos olvida apreciar. La vida misma, el mayor bien, de valor incalculable. La familia: padre, madre, hijos, hermanos… la gran aventura de quererse. Los amigos, vecinos, compañeros de trabajo o de penas y fatigas. El mundo repleto de gente que va y viene en su diario quehacer. Aldeas, pueblos, ciudades. Campos y huertos, vegas y veredas, selvas y desiertos. Ríos y mares. El universo con su cielo cuajado de estrellas. Días de sol y noches de luna llena. Fauna y flora. Colores, aromas y sabores. Voces y silencio. Partituras y pinceles. Música, danza. Cuadros, oleos y acuarelas. La vida con sus carencias y demasías, llantos y risas. La casa de siempre donde lo normal es quererse. Septiembre. El verano desparrama su luz para dar brillo a los colores ocres del otoño. Las vacaciones nos dan energía para volver a intentarlo de nuevo. ¡Estamos en la casa de siempre!… Nuestra gente, nuestros cachivaches. Hogar, dulce hogar… con sus paces y sus guerras, donde a cada uno se quiere por quien es, sin componendas. Casas que se vacían y se llenan. Puertas que se abren y se cierran. Ventanas con rayos de luz, sombras y tristezas. ¡Casa mía y cama mía!…decía mi abuela. Mientras, el mundo gira y gira, dando a veces extrañas vueltas. Hay guerras, hambre, persecución, huida, enfermedad, muerte, desolación. Las noticias no dejan de sorprendernos con tragedias que afectan a la humanidad entera y de modo especial nos impresionan cuando nos toca de cerca. Apenas hace unos días, cuando iban a visitar un Santuario de la Virgen, sufrían un terrible accidente de tráfico en México mujeres del Opus Dei, muriendo en el impacto diez de ellas y el conductor del vehículo. De las que quedaron gravemente heridas, ya ha muerto otra. La llamada universal a la santidad que predica esta Prelatura Personal de la Iglesia Católica se vive en un ambiente de familia que palpita con el sentir de cada uno de sus miembros. Algo se muere en el alma cuando un amigo se va… pero cuando se trata de unas hijas, de unas hermanas, de personas de tu familia, el único consuelo es pensar en el cielo que Dios tiene prometido a todos los que le quieren. Es como regresar a la casa de siempre… pero  a lo grande.

Artículo publicado hoy en La Opinión de Murcia

Álvaro del Portillo: Datos de un santo

Me he atrevido a hacer un juego de palabras con la original exposición -“Un santo en datos”- que ha recorrido distintos lugares de nuestra geografía y que se podrá visitar hasta el 28 de septiembre en el Centro de Turismo de Colón en Madrid. Infografías, imágenes y videos muestran la biografía del sucesor de San Josemaría Escrivá de Balaguer, con motivo de su beatificación el próximo  sábado 27 de septiembre en la capital española. La ceremonia estará presidida por el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.  Un juego de palabras casi de andar por casa, abriendo una ventana más para invitar a conocer la historia de un hombre fiel que dedicó su vida al servicio de los demás siendo piedra angular en la consolidación del Opus Dei como ‘una partecica’ de La Iglesia Católica. No en vano, San Josemaría le llamaba cariñosamente ‘Saxum’ (roca). Siempre mostró su predilección por los más desfavorecidos impulsando proyectos sociales y educativos en distintas partes del mundo, de ahí que en torno a la beatificación se han desarrollado importantes actividades solidarias, desde recogida de alimentos  en más de cuarenta ciudades españolas,  a la posibilidad de colaborar personalmente en distintas iniciativas sociales del Opus Dei. “Los santos no nacen, se hacen”, afirmaba en una entrevista José Carlos Martín de la Hoz, Vicepostulador de la Causa de canonización de don Álvaro del Portillo. También subrayó que “los santos nos explican que se puede ser feliz ya en esta vida. Se puede ser feliz viviendo el cielo en la tierra. Ellos nos muestran cómo ser feliz mediante la oración. Los santos son amigos de Dios y amigos de los hombres. Con los santos se establece una relación de complicidad, hay intimidad con ellos”. El primer Prelado del Opus Dei puede ser el gran intercesor de este mundo nuestro tan necesitado de fe, paz y compasión. El paso definitivo en la causa de canonización fue el milagro que la Santa Sede atribuyó a la intercesión de don Álvaro cuando en Santiago de Chile un niño  se recuperó tras un paro cardíaco de más de media hora en el año 2003. Personas de países tan diversos como Emiratos Árabes, Islandia, Nueva Zelanda y Corea del Sur han confirmado su asistencia a la beatificación. Gentes de todo el mundo entre los que se cuentan cerca de 3000 murcianicos. Para quiénes por una causa u otra no puedan asistir, habrá retransmisión en directo vía internet y distintos canales de TV. Predicó San Josemaría que la santidad es hacer poesía de la prosa de cada día. De cuando en cuando, es bueno asistir a un recital. Datos de un santo.

Artículo publicado hoy en La Opinión de Murcia

Don Álvaro

 

No hace mucho tiempo alguien me sugirió escribir algún artículo sobre Mons. Álvaro del Portillo. Respondí afirmativamente porque me cuesta decir no a cuanto puede servir para hacer el bien. Le comenté a una amiga a lo que me había comprometido sin pensarlo, es más le dije que ni siquiera le había visto nunca. Ella no dudó en prestarme una revista que guardaba como oro en paño ‘Don Álvaro, fidelidad día tras día’. Página tras página no dejaban de asombrarme la paz y serenidad que irradiaba el primer sucesor de San Josemaría. Cuando me encontré ante la fotografía del ahora santo Juan Pablo II abrazando a don Álvaro durante la audiencia con el entonces Papa, tras la solemne beatificación del Fundador del Opus Dei, me ocurrió algo similar -salvando años luz de distancia- lo que a San Pablo. Caí de bruces… y vi con inmensa claridad el espíritu del Opus Dei, porque yo estuve en Roma y presencié ese abrazo y  ¡claro que había conocido a don Álvaro! pero estaba pendiente del  Beato Josemaría que además me concedió el favor de encontrarme entre la multitud que asistió a la ceremonia, con cuatro de mis hermanos que era como intentar buscar la aguja en el pajar .’Que yo desaparezca porque la Obra es Tuya’. Con razón escribió el Fundador del Opus Dei: «Álvaro es un modelo, y el hijo mío que más ha trabajado y más ha sufrido por la Obra, y el que mejor ha sabido coger mi espíritu». No sé si tendré que pedirle perdón o agradecerle esta magnífica lección sobre ser Opus Dei, además de su gran ayuda a San Josemaría para salvar tantas dificultades para que La Obra fuera realmente una ‘partecica’ de La Iglesia. Rubrica esta verdad la dedicatoria de su Fundador :’Para mi hijo Álvaro, que, por servir a Dios, ha tenido que torear tantos toros’. Me parece oportuno subrayar algunas de las iniciativas sociales y educativas llevadas a cabo por impulso del entonces Prelado del Opus Dei. El Papa Francisco ha dicho de él  que es «Un precioso ejemplo de vida». Creo que ha entrado en el cielo como los buenos toreros salen de la plaza de toros… ¡POR LA PUERTA GRANDE!

 

 

 

Claridad (del Domingo de Ramos)

 Acabamos de estrenar una primavera más  que como todas no deja de encandilarnos con su luz y color. Las flores han esperado la llegada de esta estación para engalanarse hasta conseguir la plenitud de su natural belleza. Se percibe una claridad especial en el ambiente, estallido de vida  que invita a contemplar la vida,  a detenernos  un poco en ese constante ir y venir, viviendo tantas veces fuera del auténtico contexto de nuestra existencia. Corremos demasiado y corremos el peligro de dejar lo más importante en el camino. De cuando en cuando, no viene nada mal pararse y reflexionar, como decía María Zambrano  ‘adensar’ en el alma. Hoy, Domingo de Ramos, comienza la Semana de Pasión, llamada Santa, altavoz de un Dios que nos ama con un cariño tan grande que carga con  nuestros errores y desamores, dolores y sufrimientos haciéndolos suyos en La Cruz, redimiendo toda nuestra pena en su pasión amorosa que culmina en la Resurrección. Si Cristo no hubiese resucitado vana sería nuestra fe pero Él la ha colmado con la esperanza de la vida eterna. ‘Ni ojo vio, ni oído oyó lo que Dios tiene preparado para aquellos que le aman’. Dice el papa Francisco que es tan grande su misericordia que no se cansa de perdonar que somos nosotros los que no acudimos lo suficiente al sacramento de la confesión. Es tiempo de procesiones, Cristo pasa con la cruz a cuestas por calles y plazas de  pueblos y ciudades. Algunas personas ni se enterarán, otras mirarán por curiosidad o se dejarán llevar sin más por el bullicio de la gente o quizá se burlen sin saber bien lo que hacen. Muchas se conmoverán ante el dolor de amor y como aquel entonces, llorarán, tratarán de enjugar el rostro del Nazareno o serán invitadas, inopinadamente, a ayudar a llevar la pesada Cruz. Cristo pasa y nos mira. A poco que reflexionemos, podemos descubrir el contenido de su mirada y ser protagonistas de un gran encuentro. Se percibe  gran claridad en el ambiente. Tronos y carrozas son adornados con todas las flores de la primavera que luce bajo el sol radiante y brilla con la luz de faroles que tintinean  y cirios que se encienden y apagan en un duermevela de esperanza. Cristo callejeando entre nosotros, esperándonos siempre. Y se siguen produciendo milagros porque aunque tengamos mucha prisa para ir, a veces, a ninguna parte, Él se hace el encontradizo desde la cruz y así no hay quien se resista. Como decía San Josemaría: ‘¿Saber que me quieres tanto, Dios mío, y… no me he vuelto loco?

Gente como tú

Después de escribir el artículo Gente buena encontré este interesante video. De un modo u otro, resulta que todos somos imprescindibles. Lo que nosotros dejemos de hacer, no lo va a hacer nadie en nuestro lugar. Para tomar nota.

«Que en tu ambiente, en tu trabajo, en tu familia, en el lugar donde haces tu vida, en el sitio donde te diviertes, seas recio, agradable y cristiano».

Gente buena

 Sí, ha leído usted bien, gente buena que habita dispersa por el mundo  y más concretamente en nuestro pueblo o ciudad. Conocidos, vecinos, amigos, familia… personas que por su modo de vivir y obrar, aparte de hacer agradable la convivencia en todos los ámbitos de la sociedad, poseen un atractivo especial  que invita a reflexionar sobre las  posibilidades que cada uno tenemos para superarnos. Es como despertar a un mundo nuevo repleto de ilusiones, descubriendo el valor incalculable de la vida cotidiana, de todo cuanto concierne a nuestro diario deambular. Resulta gratificante encontrarse con personas que siempre se interesan por los demás y tienen a mano una amplia y sincera sonrisa, consecuencia de su sentido optimista de la vida. Gente buena a pesar de los pesares que les depara la existencia porque no dependen de lo que pueda sucederles sino de sus convicciones personales. Tampoco es que tengan más cualidades que los demás, lo que ocurre es que se esfuerzan, recomenzando cada día,  en  rectificar sus errores e ir mejorando poco a poco, sin desanimarse ante la dificultad. Al cabo de los años, es bastante probable que también nos encontremos con personas extraordinarias que sobresalen del común de los mortales por su inteligencia, descubrimientos, habilidades etc.  Conforman un elenco ilustre en las distintas ramas del saber. También entran aquí –más bien destacan de manera especial- los  grandes santos de la Iglesia Católica. Todo eso está muy bien pero en este artículo quiero referirme a gente buena ‘de andar por casa’, vamos, personas que puede que lleguen a destacar en algo o no, incluso ser canonizadas algún día pero de momento, son gente normal en el sentido más amplio de la palabra, es decir, con sus cualidades, limitaciones y un sinfín de circunstancias favorables o no. Personas como usted y como yo, luchando, a trancas y barrancas, en los avatares de la vida. Sí, hay mucha gente buena y lo mejor es que si nos lo proponemos nosotros también podemos serlo. El Beato Juan Pablo II, llamó a San Josemaría  –Fundador del Opus Dei- el Santo de lo ordinario porque predicaba que pueden ser divinos todos los caminos de la tierra si se recorren santificando hasta lo que parece más insignificante, tanto en el trabajo profesional como en los deberes del cristiano, iluminando a los demás con la fe y el amor. Es como dar brillo a la vida corriente, transformando lo cotidiano en la novedad, siempre actual, del querer de Dios.

Artículo publicado hoy en La Tribuna de Albacete

 

Hogar,dulce hogar

De vez en cuando me gusta recordar artículos de ayer.

La vida pasa casi sin sentir con una intensidad que va dejando huella. Son muchos los caminos por recorrer y lo bueno es que todos pueden ser divinos.

Y siempre encontramos a personas en el nuestro que con su vida sencilla y extraordinaria hacen más fácil su andadura.

Hogar, dulce hogar

No sé si este artículo es un pequeño homenaje a mi madre o más bien es ella la que -junto a mi padre- me ha enseñado a articular la vida. ¡Qué bello es vivir!